Si hablamos del juego en la infancia, tenemos que entender que no es solo un momento de recreación, sino que a esta edad, el juego es la forma en la que los niños aprenden. Todas las experiencias de juego son aquellas que estimulan y potencian el cerebro del niño.
Por eso, hay que darle tiempo, dedicación, no solo física sino de calidad. El tiempo que estemos jugando, debemos estar conectados con los niños para poder brindarles las herramientas que necesitan para seguir aprendiendo.
Al estar presentes en el tiempo y el espacio conectamos con sus necesidades, con lo que dicen, con su forma de actuar… y nos permite identificar tanto aprendizajes como necesidades.
Podemos definir 4 tipos de juegos que son importantes para jugar
- El juego imaginario, el de representar o pretender ser. Este tipo de actividades les ayuda a desarrollar la capacidad de retener la imagen de lo que se representa en su mente, pensar de manera abstracta y usar su imaginación.
- El juego musical, tanto de escuchar como de cantar. Fortalece las conexiones neuronales. ¡A través de canciones, puedes aprender nuevas palabras para aumentar su vocabulario, así como enseñarles nombres de personas y objetos! La repetición constante les ayuda a fijar conceptos. Además del lenguaje, escuchar melodías y moverse al ritmo de la música estimula la corteza auditiva, visual y motora.
- El juego artístico por su parte, favorece las experiencias sensoriales. Pintar, dibujar, crear no solo estimula la motricidad fina sino también el pensamiento. Cuando los niños observan que al mover un lápiz o crayón sobre un papel se deja una marca, se pinta un color… incorporan el concepto de la relación causa-efecto.
- El juego compartido les ayuda a estimular nuevas formas de hacer las cosas. Jugar solo o con otros no es lo mismo. Cuando jugamos en compañía de otras personas estamos aprendiendo a compartir, a escuchar al otro, a socializar, a turnarnos para jugar o hacer cosas, y a tener un rol dentro de una dinámica.
El juego contribuye al desarrollo integral de nuestros niños. Les ayuda a enriquecerse con nuevas experiencias y situaciones que les proporcionarán herramientas para crecer.